rubén darío
- a colón
¡Desgraciado Almirante! Tu pobre América, / tu india virgen y hermosa de sangre cálida, / la perla de tus sueños, es una histérica / de convulsivos nervios y frente pálida. / Un desast
- a francisca
Ajena al dolo y al sentir artero, / llena de la ilusión que da la fe, / lazarillo de Dios en mi sendero, / Francisca Sánchez, acompáñame... / En mi pensar de duelo y de martirio / casi i
- a goya
Poderoso visionario, / raro ingenio temerario, / por ti enciendo mi incensario. / Por ti, cuya gran paleta, / caprichosa, brusca, inquieta, / debe amar todo poeta; / por tus lóbregas visio
- a juan ramón jiménez
¿Tienes, joven amigo, ceñida la coraza / para empezar, valiente, la divina pelea? / ¿Has visto si resiste el metal de tu idea / la furia del mandoble y el peso de la maza? / ¿Te siente
- a los poetas risueños
Anacreonte, padre de la sana alegría; / Ovidio, sacerdote de la ciencia amorosa; / Quevedo, en cuyo cáliz licor jovial rebosa; / Banville, insigne orfeo de la sacra Harmonía, / y con v
- a maestre gonzalo de berceo
Amo tu delicioso alejandrino / como el de Hugo, espíritu de España; / éste vale una copa de champaña / como aquél vale «un vaso de bon vino». / Mas a uno y otro pájaro divino / la primit
- a margarita debayle
Margarita está linda la mar, / y el viento, / lleva esencia sutil de azahar; / yo siento / en el alma una alondra cantar; / tu acento: / Margarita, te voy a contar / un cuento: / Esto era un r
- a mi madre
Soñé que me hallaba un día / en lo profundo del mar: / sobre el coral que allí había / y las perlas, relucía / una tumba singular. / Acerqueme cauteloso / a aquel lugar del dolor / y leí: «Y
- a phocás, el campesino
Phocás el campesino, hijo mío, que tienes / en apenas escasos meses de vida, tantos / dolores en tus ojos que esperan tantos llantos / por el fatal pensar que revelan tus sienes... / T
- a roosevelt
¡Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitman, / que habría que llegar hasta ti, Cazador! / Primitivo y moderno, sencillo y complicado, / con un algo de Washington y cuatro de Ne
- a un poeta
Nada más triste que un titán que llora, / Hombre-montaña encadenado a un lirio, / Que gime fuerte, que pujante implora: / Víctima propia en su fatal martirio. / Hércules loco que a los
- a una novia
Alma blanca, más blanca que el lirio / frente blanca, más blanca que el cirio / que ilumina el altar del Señor: / ya serás por hermosa encendida, / ya será sonrosada y herida / por el ra
- abrojos
Lloraba en mis brazos vestida de negro, / se oía el latido de su corazón, / cubríanle el cuello los rizos castaños / y toda temblaba de miedo y de amor. / ¿Quién tuvo la culpa? La noch
- abrojos – iv
Puso el poeta en sus versos / todas las perlas del mar, / todo el oro de las minas, / todo el marfil oriental; / los diamantes de Golconda, / los tesoros de Bagdad, / los joyeles y preseas
- acuarela
Primavera. Ya las azucenas floridas y llenas de miel han abierto sus cálices pálidos bajo el oro del sol. Ya los gorriones tornasolados, esos amantes acariciadores, adulan a la
- agencia
¿Qué hay de nuevo?... Tiembla la Tierra. / En La Haya incuba la guerra. / Los reyes han terror profundo. / Huele a podrido en todo el mundo. / No hay aromas en Galaad. / Desembarcó el ma
- al rey óscar
Así, sire, en el aire de la Francia nos llega / la paloma de plata de Suecia y de Noruega, / que trae en vez de olivo una rosa de fuego. / Un búcaro latino, un noble vaso griego / reci
- alaba los ojos negros de julia
¿Eva era rubia? No. Con negros ojos / vio la manzana del jardín: con labios / rojos probó su miel; con labios rojos / que saben hoy más ciencia que los sabios. / Venus tuvo el azur en
- allá lejos
– XL – / Allá lejos / Buey que vi en mi niñez echando vaho un día / bajo el nicaragüense sol de encendidos oros, / en la hacienda fecunda, plena de armonía / del trópico; paloma de los b
- alma mía
Alma mía, perdura en tu idea divina; / todo está bajo el signo de un destino supremo; / sigue en tu rumbo, sigue hasta el ocaso extremo / por el camino que hacia la Esfinge te encami
- ama tu ritmo
Ama tu ritmo y ritma tus acciones / bajo su ley, así como tus versos; / eres un universo de universos / y tu alma una fuente de canciones. / La celeste unidad que presupones / hará brota
- ama tu ritmo y ritma tus acciones
Ama tu ritmo y ritma tus acciones / bajo su ley, así como tus versos; / eres un universo de universos / y tu alma una fuente de canciones. / La celeste unidad que presupones / hará brota
- amo, amas
Amar, amar, amar, amar siempre, con todo / el ser y con la tierra y con el cielo, / con lo claro del sol y lo oscuro del lodo; / amar por toda ciencia y amar por todo anhelo. / Y cuand
- año nuevo
A las doce de la noche, por las puertas de la gloria / y al fulgor de perla y oro de una luz extraterrestre, / sale en hombros de cuatro ángeles, y en su silla gestatoria, / San Silv
- antes de todo, ¡gloria a ti, leda!
– IV – / Antes de todo, ¡gloria a ti, Leda! / tu dulce vientre cubrió de seda / el Dios. ¡Miel y oro sobre la brisa! / Sonaban alternativamente / flauta y cristales, Pan y la fuente. / ¡Ti
- augurios
– XXIV – / Augurios / Hoy pasó un águila / sobre mi cabeza, / lleva en sus alas / la tormenta, / lleva en sus garras / el rayo que deslumbra y aterra. / ¡Oh, águila! / Dame la fortaleza / de senti
- autumnal
En las pálidas tardes / yerran nubes tranquilas / en el azul; en las ardientes manos / se posan las cabezas pensativas. / ¡Ah los suspiros! ¡Ah los dulces sueños! / ¡Ah las tristezas ínt
- ay, triste del que un día
– XXII – / Ay, triste del que un día... / Ay, triste del que un día en su esfinge interior / pone los ojos e interroga. Está perdido. / Ay del que pide eurekas al placer o al dolor. / Do
- balada en honor de las musas de carne y hueso
A Gregorio Martínez Sierra / Nada mejor para cantar la vida, / y aún para dar sonrisas a la muerte, / que la áurea copa en donde Venus vierte / la esencia azul de su viña encendida. / Po
- blasón
El olímpico cisne de nieve / con el ágata rosa del pico / lustra el ala eucarística y breve / que abre al sol como un casto abanico. / De la forma de un brazo de lira / y del asa de un á
- bota, bota, bella niña
Bota, bota, bella niña, / ese precioso collar / en que brillan los diamantes / como el líquido cristal / de las perlas del rocío matinal. / Del bolsillo de aquel sátiro / salió el oro y sa
- bouquet
Un poeta egregio del país de Francia, / que con versos áureos alabó el amor, / formó un ramo armónico, lleno de elegancia, / en su Sinfonía en Blanco Mayor. / Yo por ti formara, Blanca
- campoamor
Éste del cabello cano, / como la piel del armiño, / juntó su candor de niño / con su experiencia de anciano; / cuando se tiene en la mano / un libro de tal varón, / abeja es cada expresión
- canción
Amor tu ventana enflora / y tu amante esta mañana / preludia por ti una diana / en la lira de la Aurora. / Desnuda sale la bella, / y del cabello el tesoro / pone una nube de oro / en la des
- canción de carnaval
Musa, la máscara apresta, / ensaya un aire jovial / y goza y ríe en la fiesta / del Carnaval. / Ríe en la danza que gira, / muestra la pierna rosada, / y suene, como una lira, / tu carcajada
- canción de otoño en primavera
Juventud, divino tesoro, / ¡ya te vas para no volver! / Cuando quiero llorar, no lloro... / y a veces lloro sin querer... / Plural ha sido la celeste / historia de mi corazón. / Era una du
- canto de esperanza
– X – / Canto de esperanza / Un gran vuelo de cuervos mancha el azul celeste. / Un soplo milenario trae amagos de peste. / Se asesinan los hombres en el extremo Este. / ¿Ha nacido el apo
- cantos de vida y esperanza
1. Yo soy aquel que ayer no más decía... / Yo soy aquél que ayer no más decía / el verso azul y la canción profana, / en cuya noche un ruiseñor había / que era alondra de luz por la ma
- caracol
En la playa he encontrado un caracol de oro / macizo y recamado de las perlas más finas; / Europa le ha tocado con sus manos divinas / cuando cruzó las ondas sobre el celeste toro. / H
- caso
A un cruzado caballero, / garrido y noble garzón, / en el palenque guerrero / le clavaron un acero / tan cerca del corazón, / que el físico al contemplarle, / tras verle y examinarle, / dijo
- catulle mendés
Puede ajustarse al pecho coraza férrea y dura; / puede regir la lanza, la rienda del corcel; / sus músculos de atleta soportan la armadura... / pero el busca en las bocas rosadas lec
- caupolicán
Es algo formidable que vio la vieja raza: / robusto tronco de árbol al hombro de un campeón / salvaje y aguerrido, cuya fornida maza / blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de S
- charitas
A Vicente de Paúl, nuestro Rey Cristo / con dulce lengua dice: / -Hijo mío, tus labios / dignos son de imprimirse / en la herida que el ciego / en mi costado abrió. Tu amor sublime / tiene
- cleopompo y heliodemo
A Vargas Vila / Cleopompo y Heliodemo, cuya filosofía / es idéntica, gustan dialogar bajo el verde / palio del platanar. Allí Cleopompo muerde / la manzana epicúrea y Heliodemo fía / al
- coloquio de los centauros
En la isla en que detiene su esquife el argonauta / del inmortal Ensueño, donde la eterna pauta / de las eternas liras se escucha ?isla de oro / en que el tritón elige su caracol son
- cómo decía usted, amigo mío
¿Cómo decía usted, amigo mío? / ¿Qué el amor es un río? No es extraño. / Es ciertamente un río / que, uniéndose al confluente del desvío, / va a perderse en el mar del desengaño.
- copla esparça
¡La gata blanca! En el lecho / maya, se encorva, se extiende. / Un rojo rubí se enciende / sobre los globos del pecho. / Los desatados cabellos / la divina espalda aroman. / Bajo la camisa
- cosas del cid
Cuenta Barbey, en versos que valen bien su prosa, / una hazaña del Cid, fresca como una rosa, / pura como una perla. No se oyen en la hazaña / resonar en el viento las trompetas de E
- cuando llegues a amar
Cuando llegues a amar, si no has amado, / sabrás que en este mundo / es el dolor más grande y más profundo / ser a un tiempo feliz y desgraciado. / Corolario: el amor es un abismo / de l
- cyrano en españa
– V – / Cyrano en España / He aquí que Cyrano de Bergerac traspasa / de un salto el Pirineo. Cyrano está en su casa. / ¿No es en España, acaso, la sangre vino y fuego? / Al gran gascón s
- de invierno
En invernales horas, mirad a Carolina. / Medio apelotonada, descansa en el sillón, / envuelta con su abrigo de marta cibelina / y no lejos del fuego que brilla en el salón. / El fino a
- de otoño
Yo sé que hay quienes dicen: ¿por qué no canta ahora / con aquella locura armoniosa de antaño? / Ésos no ven la obra profunda de la hora, / la labor del minuto y el prodigio del año.
- del campo
¡Pradera, feliz día! Del regio Buenos Aires / quedaron allá lejos el fuego y el hervor; / hoy en tu verde triunfo tendrán mis sueños vida, / respiraré tu aliento, me bañaré en tu sol
- del trópico
Qué alegre y fresca la mañanita! / Me agarra el aire por la nariz: / los perros ladran, un chico grita / y una muchacha gorda y bonita, / junto a una piedra, muele maíz. / Un mozo trae p
- dezir
Reina Venus, soberana / capitana / de deseos y pasiones, / en la tempestad humana / por ti mana / sangre de los corazones. / Una copa me dio el sino / y en ella bebí tu vino / y me embriagué d
- día de dolor
¡Día de dolor, / aquel en que vuela para siempre el ángel / del primer amor!
- dice mía
Mi pobre alma pálida / era una crisálida. / Luego, mariposa / de color de rosa. / Un céfiro inquieto / dijo mi secreto... / ?¿Has sabido tu secreto un día? / ¡Oh Mía! / Tu secreto es una / melod
- dichoso el árbol que es apenas sensitivo
– XLI – / Lo fatal / Dichoso el árbol que es apenas sensitivo, / y más la piedra dura porque esa ya no siente, / pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, / ni mayor pesadum
- divagación
¿Vienes? Me llega aquí, pues que suspiras, / un soplo de las mágicas fragancias / que hicieron los delirios de las liras / en las Grecias, las Romas y las Francias. / ¡Suspira así! Rev
- divagaciones
Mis ojos espantos han visto, / tal ha sido mi triste suerte; / cual la de mi Señor Jesucristo, / mi alma está triste hasta la muerte. / Hombre malvado y hombre listo / en mi enemigo se c
- divina psiquis
– XIII – / ¡Divina Psiquis, dulce Mariposa invisible / que desde los abismos has venido a ser todo / lo que en mi ser nervioso y en mi cuerpo sensible / forma la chispa sacra de la est
- dream
Se desgrana un cristal fino / sobre el sueño de una flor; / trina el poeta divino... / ¡Bien trinado, Ruiseñor! / Bottom oye ese cristal / caer, y bajo la brisa / se siente sentimental. / Ti
- el ala del cuervo
I / ¡Ea! apretad esas cinchas / y apercibid los overos; / y que ya tasquen los potros / el bocado de los frenos. / Preparad las jabalinas, / poned traílla a los perros; / sonad las trompas d
- el canto errante
El cantor va por todo el mundo / sonriente o meditabundo. / El cantor va sobre la tierra / en blanca paz o en roja guerra. / Sobre el lomo del elefante / por la enorme India alucinante. /
- el cisne
Fue una hora divina para el género humano. / El Cisne antes cantaba sólo para morir. / Cuando se oyó el acento del Cisne wagneriano / fue en medio de una aurora, fue para revivir. / So
- el faisán
Dijo sus secretos el faisán de oro: / En el gabinete mi blanco tesoro, / de sus claras risas el divino coro, / las bellas figuras de los gobelinos, / los cristales llenos de aromados
- el país del sol
Junto al negro palacio del rey de la isla de Hierro ?(¡Oh, cruel, horrible, destierro!)? ¿Cómo es que / tú, hermana armoniosa, haces cantar al cielo gris, tu pajarera de ruiseñor
- el poeta pregunta por stella
Lirio divino, lirio de las Anunciaciones; / lirio, florido príncipe, / hermano perfumado de las estrellas castas, / joya de los abriles. / A ti las blancas dianas de los parques ducale
- el soneto de trece versos
¡De una juvenil inocencia / qué conservar sino el sutil / perfume, esencia de su Abril, / la más maravillosa esencia! / Por lamentar a mi conciencia / quedó de un sonoro marfil / un cuento
- el verso sutil que pasa o se posa
El verso sutil que pasa o se posa / sobre la mujer o sobre la rosa, / beso puede ser, o ser mariposa. / En la fresca flor el verso sutil; / el triunfo de Amor en el mes de abril: / Amor,
- elogio de la seguidilla
Metro mágico y rico que al alma expresas / llameantes alegrías, penas arcanas, / desde en los suaves labios de las princesas / hasta en las bocas rojas de las gitanas. / Las almas armo
- en el kiosco bien oliente
En el kiosco bien oliente / besé tanto a mi odalisca / en los ojos, en la frente, / y en la boca y las mejillas, / que los besos que la he dado / devolverme no podría / ni con todos los qu
- en el país de las alegorías
En el país de las Alegorías / Salomé siempre danza, / ante el tiarado Herodes, / eternamente, / Y la cabeza de Juan el Bautista, / ante quien tiemblan los leones, / cae al hachazo. Sangre
- en la muerte de rafael núñez
– II – / En la muerte de Rafael Núñez / El pensador llegó a la barca negra; / y le vieron hundirse / en las brumas del lago del Misterio, / los ojos de los Cisnes. / Su manto de poeta / reco
- en la tranquila noche, mis nostalgias amargas sufría
En la tranquila noche, mis nostalgias amargas sufría. / En busca de quietud bajé al fresco y callado jardín. / En el obscuro cielo Venus bella temblando lucía, / como incrustado en é
- epístola
I / Madame Lugones, J’ai commencé ces vers / en écoutant la voix d’un carillon d’Anvers... / ¡Así empecé, en francés, pensando en Rodenbach / cuando hice hacia el Brasil una fuga... de
- epitalamio bárbaro
El alba aún no aparece en su gloria de oro. / Canta el mar con la música de sus ninfas en coro / y el aliento del campo se va cuajando en bruma. / Teje la náyade el encaje de su espu
- era un aire suave
Era un aire suave, de pausados giros; / el hada Harmonía ritmaba sus vuelos; / e iban frases vagas y tenues suspiros / entre los sollozos de los violoncelos. / Sobre la terraza, junto
- era un aire suave de pausados giros
Era un aire suave de pausados giros; / el hada Harmonía, ritmaba sus vuelos, / e iban frases vagas y tenues suspiros / entre los sollozos y los violoncelos. / Sobre la terraza, junto a
- es algo formidable que vio la vieja raza
Es algo formidable que vio la vieja raza: / robusto tronco de árbol al hombro de un campeón / salvaje y aguerrido, cuya fornida maza / blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de S
- españa
Dejad que siga y bogue la galera / bajo la tempestad, sobre las olas: / va con rumbo a una Atlántida española, / en donde el porvenir calla y espera. / No se apague el rencor ni el odi
- estival
I / La tigre de Bengala / con su lustrosa piel manchada a trechos, / está alegre y gentil, está de gala. / Salta de los repechos / de un ribazo, al tupido / carrizal de un bambú; luego a l
- filosofía
Saluda al sol, araña, no seas rencorosa. / Da tus gracias a Dios, ¡oh, sapo!, pues que eres. / El peludo cangrejo tiene espinas de rosa / y los moluscos reminiscencias de mujeres. / Sa
- franca, cristalina
Franca, cristalina, / alma sororal, / entre la neblina / de mi dolor y de mi mal! / Alma pura, / alma franca, / alma obscura / y tan blanca... / Sé conmigo / un amigo, / sé lo que debes ser, / lo qu
- francisca, sé suave
Francisca, sé suave, / es tu dulce deber; / sé para mí un ave / que fuera una mujer. / Francisca, sé una flor / y mi vida perfuma, / hecha toda de amor / y de dolor y espuma. / Francisca, sé u
- friso
Cabe una fresca viña de Corinto / que verde techo presta al simulacro / del Dios viril, que artífice de Atenas / en intacto pentélico labrara, / un día alegre, al deslumbrar el mundo / l
- gaita galaica
Gaita galaica, sabes cantar / lo que profundo y dulce nos es. / Dices de amor, y dices después / de un amargor como el de la mar. / Canta. Es el tiempo. Haremos danzar / al fino verso de
- gaita galaica, sabes cantar
Gaita galaica, sabes cantar / lo que profundo y dulce nos es. / Dices de amor, y dices después / de un amargor como el de la mar. / Canta. Es el tiempo. Haremos danzar / al fino verso rí
- garconniere
Cómo era el instante, dígalo la musa / que las dichas trae, que las penas lleva: / la tristeza pasa, velada y confusa; / la alegría, rosas y azahares nieva. / Era en un amable nido de
- helios
– XII – / Helios / ¡Oh ruido divino!, / ¡oh ruido sonoro! / Lanzó la alondra matinal el trino / y sobre ese preludio cristalino, / los caballos de oro / de que el Hiperionida / lleva la rienda
- hemos de ser justos, hemos de ser buenos
Hemos de ser justos, hemos de ser buenos, / Hemos de embriagarnos de paz y amor, / Y llevar el alma siempre a flor de labios / Y desnudo y limpio nuestro corazón. / Hemos de olvidarnos
- heraldos
¡Helena! / La anuncia el blancor de un cisne. / ¡Makheda! / La anuncia un pavo real. / ¡Ifigenia, Electra, Catalina! / Anúncialas un caballero con un hacha. / ¡Ruth, Lía, Enone! / Anúncialas
- ibis
Cuidadoso estoy siempre ante el Ibis de Ovidio, / enigma humano tan ponzoñoso y suave / Que casi no pretende su condición de ave / cuando se ha conquistado sus terrores de ofidio.
- invernal
Noche. Este viento vagabundo lleva / las alas entumidas / y heladas. El gran Andes / yergue al inmenso azul su blanca cima. / La nieve cae en copos, / sus rosas transparentes cristaliza;
- ite, missa est
A Reynaldo de Rafael / Yo adoro a una sonámbula con alma de Eloísa, / virgen como la nieve y honda como la mar; / su espíritu es la hostia de mi amorosa misa, / y alzo al son de una du
- j.j. palma
Ya de un corintio templo cincela una metopa, / ya de un morisco alcázar el capitel sutil, / ya, como Benvenuto, del oro de una copa / forma un joyel artístico, prodigio del buril. / Pi
- joven, te ofrezco el don de esta copa de plata
Joven, te ofrezco el don de esta copa de plata / para que un día puedas colmar la sed ardiente, / la sed que con su fuego más que la muerte mata. / Mas debes abrevarte tan sólo en un
- la anciana
Pues la anciana me dijo: mira esta rosa seca / que encantó el aparato de su estación un día: / el tiempo que los muros altísimos derrueca / no privará este libro de su sabiduría. / En
- la cabeza del rawí
I / ¿Cuentos quieres, niña bella? / Tengo muchos que contar: / de una sirena de mar, / de un ruiseñor y una estrella, / de una cándida doncella / que robó un encantador, / de un gallardo tro
- la calumnia
Puede una gota de lodo / sobre un diamante caer; / puede también de este modo / su fulgor oscurecer; / pero aunque el diamante todo / se encuentre de fango lleno, / el valor que lo hace bu
- la cartuja
Este vetusto monasterio ha visto, / secos de orar y pálidos de ayuno, / con el breviario y con el Santo Cristo, / a los callados hijos de San Bruno. / A los que en su existencia solita
- la copa de las hadas
¿Fue en las islas de las rosas, / en el país de los sueños, / en donde hay niños risueños / y enjambre de mariposas? / Quizá. / En sus grutas doradas, / con sus diademas de oro, / allí estab
- la dea
Alberto, en el propíleo del templo soberano / donde Renán rezaba, Verlaine cantado hubiera. / Primavera una rosa de amor tiene en la mano / y cerca de la joven y dulce Primavera. / Tér
- la dulzura del ángelus
– III – / La dulzura del ángelus / La dulzura del ángelus matinal y divino / que diluyen ingenuas campanas provinciales / en un aire inocente a fuerza de rosales, / de plegaria, de ensue
- la dulzura del ángelus matinal y divino
La dulzura del ángelus matinal y divino / que diluyen ingenuas campanas provinciales / en un aire inocente a fuerza de rosales, / de plegaria, de ensueño de virgen y de trino / de ruis
- la espiga
Mira el signo sutil que los dedos del viento / hacen al agitar el tallo que se inclina / y se alza en una rítmica virtud de movimiento. / Con el áureo pincel de la flor de la harina /
- la fe
En medio del abismo de la duda / lleno de oscuridad, de sombra vana / hay una estrella que reflejos mana / sublime, sí, mas silenciosa, muda. / Ella, con su fulgor divino, escuda, / alie
- la gitanilla
Maravillosamente danzaba. Los diamantes / negros de sus pupilas vertían su destello; / era bello su rostro, era un rostro tan bello / como el de las gitanas de Miguel Cervantes. / Orná
- la hoja de oro
En el verde laurel que decora la frente / que besaron los sueños y pulieron las horas, / una hoja suscita como la luz naciente / en que entreabren sus ojos de fuego las auroras; / o la
- la página blanca
Mis ojos miraban en hora de ensueños / la página blanca. / Y vino el desfile de ensueños y sombras. / ¡Y fueron mujeres de rostros de estatua, / mujeres de rostros de estatua de mármol
- la princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?
La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa? / Los suspiros se escapan de su boca de fresa, / que ha perdido la risa, que ha perdido el color. / La princesa está pálida en su
- la rosa niña
Cristal, oro y rosa. Alba en Palestina. / Salen los tres reyes de adorar al rey, / flor de infancia llena de una luz divina / que humaniza y dora la mula y el buey. / Baltasar medita,
- lay
¿Qué pude yo hacer / para merecer / la ofrenda de ardor / de aquella mujer / a quien, como Ester, / maceró el Amor? / Intenso licor, / perfume y color / me hicieron sentir / su boca de flor; / dil
- leconte de lisle
De las eternas musas el reino soberano / recorres bajo un soplo de eterna inspiración, / como un rajah soberbio que en su elefante indiano / por sus dominios pasa de rudo viento al s
- leda
El cisne en la sombra parece de nieve; / su pico es de ámbar, del alba al trasluz; / el suave crepúsculo que pasa tan breve / las cándidas alas sonrosa de luz. / Y luego en las ondas d
- letanía de nuestro señor don quijote
Rey de los hidalgos, señor de los tristes, / que de fuerza alientas y de ensueños vistes, / coronado de áureo yelmo de ilusión; / que nadie ha podido vencer todavía, / por la adarga al
- lo fatal
Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo, / y más la piedra dura porque esa ya no siente, / pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, / ni mayor pesadumbre que la vida
- loor
¿A qué comparar la pura / arquitectura / de tu cuerpo? ¿A una sutil / torre de oro y marfil? / ¿O de Abril / a la loggia florecida? / Luz y vida / iluminan lo interior, / y el amor / tiene su an
- los cisnes
¿Qué signo haces, oh Cisne, con tu encorvado cuello / al paso de los tristes y errantes soñadores? / ¿Por qué tan silencioso de ser blanco y ser bello, / tiránico a las aguas e impas
- los motivos del lobo
El varón que tiene corazón de lis, / alma de querube, lengua celestial, / el mínimo y dulce Francisco de Asís, / está con un rudo y torvo animal, / bestia temerosa, de sangre y de robo
- los tres reyes magos
-Yo soy Gaspar. Aquí traigo el incienso. / Vengo a decir: La vida es pura y bella. / Existe Dios. El amor es inmenso. / ¡Todo lo sé por la divina Estrella! / -Yo soy Melchor. Mi mirra
- madrigal exaltado
A Mademoiselle Villagrán / ¡Dies irae, dies illa! / ¡Solvet seclum in favilla / cuando quema esa pupila! / La tierra se vuelve loca, / el cielo a la tierra invoca / cuando sonríe esa boca.
- marcha triunfal
¡Ya viene el cortejo! / ¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines, / la espada se anuncia con vivo reflejo; / ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines. / Ya pasa
- margarita
¿Recuerdas que querías ser una Margarita / Gautier? Fijo en mi mente tu extraño rostro está, / cuando cenamos juntos, en la primera cita, / en una noche alegre que nunca volverá. / Tus
- marina
Mar armonioso. / mar maravilloso, / tu salada fragancia, / tus colores y músicas sonoras / me dan la sensación divina de mi infancia / en que suaves las horas / venían en un paso de danza
- melancolía
A Domingo Bolívar / Hermano, tú que tienes la luz, dime la mía. / Soy como un ciego. Voy sin rumbo y ando a tientas. / Voy bajo tempestades y tormentas / ciego de sueño y loco de armon
- mía
Mía: así te llamas. / ¿Qué más harmonía? / Mía: luz del día; / mía: rosas, llamas. / ¡Qué aroma derramas / en el alma mía / si sé que me amas! / ¡Oh Mía! ¡Oh Mía! / Tu sexo fundiste / con mi sex
- mía: así te llamas
Mía: así te llamas. / ¿Qué más harmonía? / Mía: luz del día, / Mía: rosas, llamas. / ¡Qué aroma derramas / en el alma mía / si sé que me amas, / ¡oh Mía!, ¡oh Mía! / Tu sexo fundiste / con mi se
- mientras tenéis, ¡oh negros corazones!
– XI – / Mientras tenéis, ¡oh negros corazones!, / conciliábulos de odio y de miseria, / el órgano de amor niega sus sones. / Cantad, oíd: «La vida es dulce y seria». / Para ti, pensador
- naturaleza muerta
He visto ayer por una ventana un tiesto lleno de lilas y de rosas pálidas, sobre un trípode. Por fondo tenía uno de esos cortinajes amarillos y opulentos, que hacen pensar en l
- no obstante
– IX – / ¡Oh, terremoto mental! / Yo sentí un día en mi cráneo / como el caer subitáneo / de una Babel de cristal. / De Pascal miré el abismo, / y vi lo que pudo ver / cuando sintió Baudelai
- nocturno
A Mariano de Cavia / Los que auscultasteis el corazón de la noche, / los que por el insomnio tenaz habéis oído / el cerrar de una puerta, el resonar de un coche / lejano, un eco vago,
- nocturno (quiero expresar mi angustia)
Quiero expresar mi angustia en versos que abolida / dirán mi juventud de rosas y de ensueños, / y la desfloración amarga de mi vida / por un vasto dolor y cuidados pequeños. / Y el via
- nocturno (silencio de la noche, doloroso silencio)
Silencio de la noche, doloroso silencio / nocturno... ¿Por qué el alma tiembla de tal manera? / Oigo el zumbido de mi sangre, / dentro de mi cráneo pasa una suave tormenta. / ¡Insomnio
- ofrenda
Bandera que aprisiona / el aliento de Abril, / corona / tu torre de marfil / Cual princesa encantada, / eres mimada por / un hada / de rosado color. / Las rosas que tú pises / tu boca han de env
- otro dezir
Ponte el traje azul que más / conviene a tu rubio encanto. / Luego, Mía, te pondrás / otro, color de amaranto, / y el que rima con tus ojos / y aquel de reflejos rojos / que a tu blancor s
- palabras de la satiresa
Un día oí una risa bajo la fronda espesa, / vi frotar de lo verde dos manzanas lozanas; / erectos senos eran las lozanas manzanas / del busto que bruñía de sol la Satiresa: / Era un Sa
- palabras liminares
Después de Azul... después de Los Raros, voces insinuantes, buena y mala intención, entusiasmo sonoro y envidia subterránea ?todo bella cosecha?, solicitaron lo que, en concien
- palimpsesto
Escrita en viejo dialecto eolio / hallé esta página dentro un infolio / y entre los libros de un monasterio / del venerable San Agustín. / Un fraile acaso puso el escolio / que allí se e
- para la misma
Miré al sentarme a la mesa, / bañado en la luz del día / el retrato de María, / la cubana japonesa. / El aire acaricia y besa, / como un amante lo haría, / la orgullosa bizarría / de la cabe
- para una cubana
Poesía dulce y mística / busca a la blanca cubana / que se asomó a la ventana / como una visión artística. / Misteriosa y cabalística, / puede dar celos a Diana, / con su faz de porcelana /
- pasa y olvida
Peregrino que vas buscando en vano / un camino mejor que tu camino, / ¿cómo quieres que yo te dé la mano, / si mi signo es tu signo, Peregrino? / No llegarás jamás a tu destino; / llevas
- pegaso
– VII – / Pegaso / Cuando iba yo a montar ese caballo rudo / y tembloroso, dije: «La vida es pura y bella». / Entre sus cejas vivas vi brillar una estrella. / El cielo estaba azul y yo e
- pequeño poema infantil las hadas
Las hadas, las bellas hadas, / existen, mi dulce niña, / Juana de Arco las vio aladas, / en la campiña. / Las vio al dejar el mirab, / ha largo tiempo, Mahoma. / Más chica que una paloma, /
- poema de otoño
Tú que estás la barba en la mano / meditabundo, / ¿has dejado pasar, hermano, / la flor del mundo? / Te lamentas de los ayeres / con quejas vanas: / ¡aún hay promesas de placeres / en los ma
- poema del otoño
Tú, que estás la barba en la mano / meditabundo, / ¿has dejado pasar, hermano, / la flor del mundo? / Te lamentas de los ayeres / con quejas vanas: / ¡aún hay promesas de placeres / en los m
- por doquiera donde vaya
Por doquiera donde vaya, / el recuerdo irá conmigo, / Del corazón de Masaya, / Tan hidalgo y tan amigo. / Son retorno y despedida / Juntos en este momento; / Más de Masaya florida / El nombr
- por el influjo de la primavera
Por el influjo de la primavera / Sobre el jarrón de cristal / hay flores nuevas. Anoche / hubo una lluvia de besos. / Despertó un fauno bicorne / tras un alma sensitiva. / Dieron su olor m
- por un momento, ¡oh cisne!, juntaré mis anhelos
– III – / Por un momento, ¡oh Cisne!, juntaré mis anhelos / a los de tus dos alas que abrazaron a Leda, / y a mi maduro ensueño, aún vestido de seda, / dirás, por los Dioscuros, la glo
- pórtico
Libre la frente que el casco rehúsa, / casi desnuda en la gloria del día, / alza su tirso de rosas la musa / bajo el gran sol de la eterna Harmonía. / Es Floreal, eres tú, Primavera, / q
- preludio
Hay un tropel de potros sobre la pampa inmensa. / ¿Es Pan que se incorpora? No: es un hombre que piensa, / es un hombre que tiene una lira en la mano: / él viene del azul, del sol, d
- primaveral
Mes de rosas. Van mis rimas / en ronda, a la vasta selva, / a recoger miel y aromas / en las flores entreabiertas. / Amada, ven. El gran bosque / es nuestro templo; allí ondea / y flota un
- programa matinal
¡Claras horas de la mañana / en que mil clarines de oro / dicen la divina diana! / ¡Salve al celeste Sol sonoro! / En la angustia de la ignorancia / de lo porvenir, saludemos / la barca ll
- propósito primaveral
A Vargas Vila / A saludar me ofrezco y a celebrar me obligo / tu triunfo, Amor, al beso de la estación que llega / mientras el blanco cisne del lago azul navega / en el mágico parque d
- que el amor no admite cuerdas reflexiones
Señora, Amor es violento, / y cuando nos transfigura / nos enciende el pensamiento / la locura. / No pidas paz a mis brazos / que a los tuyos tienen presos: / son de guerra mis abrazos / y s
- recreaciones arqueológicas
Escrita en viejo dialecto eolio / hallé esta página dentro un infolío / y entre los libros de un monasterio / del venerable San Agustín. / Un fraile acaso puso el escolio / que allí se e
- responso
Padre y maestro mágico, liróforo celeste / que al instrumento olímpico y a la siringa agreste / diste tu acento encantador; / ¡Panida! ¡Pan tú mismo, que coros condujiste / hacia el pr
- responso a verlaine
Padre y maestro mágico, liróforo celeste / que al instrumento olímpico y a la siringa agreste / diste tu acento encantador; / ¡Panida! Pan tú mismo, con coros condujiste / hacia el pro
- retorno
El retorno a la tierra natal ha sido tan / sentimental, y tan mental, y tan divino, / que aún las gotas del alba cristalinas están / en el jazmín de ensueño, de fragancia y de trino.
- retratos
Al doctor Adolfo Altamirano / Don Gil, Don Juan, Don Lope, Don Carlos, Don Rodrigo, / ¿cúya es esta cabeza soberbia? ¿Esa faz fuerte? / ¿Esos ojos de jaspe? ¿Esa barba de trigo? / Este
- rimas x
En tus ojos un misterio; / en tus labios un enigma. / Y yo fijo en tus miradas / y extasiado en tus sonrisas.
- rimas xi
Voy a confiarte, amada, / uno de los secretos / que más me martirizan. Es el caso / que a las veces mi ceño / tiene en un punto un mismo / de cólera y esplín los fruncimientos. / O callo c
- rimas xii
¿Que no hay alma? ¡Insensatos! / Yo la he visto: es de luz... / (Se asoma a tus pupilas / cuando me miras tú.) / ¿Que no hay cielo? ¡Mentira! / ¿Queréis verle? Aquí está. / (Muestra, niña
- rimas xiv
El ave azul del sueño / sobre mi frente pasa: / tengo en mi corazón la primavera / y en mi cerebro el alba. / Amo la luz, el pico de la tórtola, / la rosa y la campánula, / el labio de la
- rimas xv
Un castillo de blancas azucenas / donde una mano leve / coloque entre armonías y rumores / rocío transparente; / un rayo misterioso de la luna / empapada en el éter; / un eco de las arpas
- saludemos las sombras épicas
¡SALUDEMOS las sombras épicas / de los hispanos capitanes, / de los orgullosos virreyes, / de América en los huracanes / águilas bravas de las gestas / o gerifaltes de los reyes; / duros p
- salutación a leonardo
– VI – / Salutación a Leonardo / Maestro, Pomona levanta su cesto. Tu estirpe / saluda la Aurora. ¡Tu aurora! Que extirpe / de la indiferencia la mancha; que gaste / la dura cadena de si
- salutación del optimista
– II – / Salutación del optimista / Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda, / espíritus fraternos, luminosas almas, ¡salve! / Porque llega el momento en que habrán de can
- sinfonía en gris mayor
El mar como un vasto cristal azogado / refleja la lámina de un cielo de zinc; / lejanas bandadas de pájaros manchan / el fondo bruñido de pálido gris. / El sol como un vidrio redondo y
- sobre el diván
Sobre el diván dejé la mandolina / y fui a besar la boca purpurina, / la boca de mi hermosa Florentina. / Y es ella dulce y rosa y muerde y besa; / y es una boca rosa, fresa; / y Amor no
- sonatina
La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa? / Los suspiros se escapan de su boca de fresa, / que ha perdido la risa, que ha perdido el color. / La princesa está pálida en su
- soneto
Este gran don Ramón de las barbas de chivo, / cuya sonrisa es la flor de su figura, / parece un viejo dios, altanero y esquivo, / que se animase en la frialdad de su escultura. / El co
- soneto al marqués de bradomín
Marqués (como el Divino lo eres), te saludo. / Es el otoño y vengo de un Versalles doliente. / Había mucho frío y erraba vulgar gente. / El chorro de agua de Verlaine estaba mudo. / Me
- soneto autumnal al marqués de bradomín
– XXXI – / Soneto autumnal al Marqués de Bradomín / Marqués (como el Divino lo eres), te saludo. / Es el otoño y vengo de un Versalles doliente. / Había mucho frío y erraba vulgar gent
- spes
Jesús, incomparable perdonador de injurias, / óyeme; Sembrador de trigo, dame el tierno / pan de tus hostias; dame, contra el sañudo infierno, / una gracia lustral de iras y lujurias
- syrinx / dafne
¡Dafne, divina Dafne! Buscar quiero la leve / caña que corresponda a tus labios esquivos; / haré de ella mi flauta e inventaré motivos / que extasiarán de amor a los cisnes de nieve.
- tarde del trópico
Es la tarde gris y triste. / Viste el mar de terciopelo / y el cielo profundo viste / de duelo. / Del abismo se levanta / la queja amarga y sonora / La onda, cuando el viento canta, / llora,
- tardes del trópico
– IV – / Tardes del trópico / Es la tarde gris y triste. / Viste el mar de terciopelo / y el cielo profundo viste / de duelo. / Del abismo se levanta / la queja amarga y sonora. / La onda, cua
- thánatos
En medio del camino de la Vida... / dijo Dante. Su verso se convierte: / En medio del camino de la Muerte. / Y no hay que aborrecer a la ignorada / emperatriz y reina de la Nada. / Por e
- trébol
– VII – / Trébol / 1 / De don Luis de Góngora y Argote / a don Diego de Silva y Velázquez / Mientras el brillo de tu gloria augura / ser en la eternidad sol sin poniente, / fénix de viva luz
- triste, muy tristemente
Un día estaba yo triste, muy tristemente / viendo cómo caía el agua de una fuente. / Era la noche dulce y argentina. Lloraba / la noche. Suspiraba la noche. Sollozaba / la noche. Y el
- triste, tristemente
Un día estaba yo triste, muy tristemente / viendo cómo caía el agua de una fuente; / era la noche dulce y argentina. Lloraba / la noche. Suspiraba la noche. Sollozaba / la noche. Y el
- tú eres mío, tú eres mía
Niña hermosa que me humillas / con tus ojos grandes, bellos: / son para ellos, son para ellos / estas suaves redondillas. / Son dos soles, son dos llamas, / son la luz del claro día; / son
- tú y yo
I / Yo vi un ave / que süave / sus cantares / entonó / y voló... / Y a lo lejos, / los reflejos / de la luna en alta cumbre / que, argentando las espumas / bañaba de luz sus plumas / de tisú... / ¡y e
- un retrato de watteau
Estáis en los misterios de un tocador. Estáis viendo ese brazo de ninfa, esas manos diminutas que empolvan el haz de rizos rubios de la cabellera espléndida. La araña de luces
- un soneto a cervantes
Horas de pesadumbre y de tristeza / paso en mi soledad. Pero Cervantes / es buen amigo. Endulza mis instantes / ásperos, y reposa mi cabeza. / Él es la vida y la naturaleza, / regala un
- una votiva
A Lamberti / Sobre el caro despojo esta urna cincelo: / un amable frescor de inmortal siempreviva / que decore la greca de la urna votiva / en la copa que guarda rocío del cielo; / una a
- urna votiva
– XXXIII – / Urna votiva / Sobre el caro despojo esta urna cincelo: / un amable frescor de inmortal siempreviva / que decore la greca de la urna votiva / en la copa que guarda rocío del
- venus
En la tranquila noche, mis nostalgias amargas sufría. / En busca de quietud bajé al fresco y callado jardín. / En el obscuro cielo Venus bella temblando lucía, / como incrustado en é
- vesperal
Ha pasado la siesta / y la hora del Poniente se avecina, / y hay ya frescor en esta / costa que el sol del Trópico calcina. / Hay un suave alentar de aura marina / y el Occidente finge u
- vii trébol
I / De D. Luis de Góngora y Argote a D. Diego de Silva Velázquez / Mientras el brillo de tu gloria augura / ser en la eternidad sol sin poniente, / fénix de viva luz, fénix ardiente, / d
- voy a confiarte, amada
Voy a confiarte, amada, / uno de los secretos / que más me martirizan. Es el caso / que a las veces mi ceño / tiene en un punto mismo / de cólera y esplín los fruncimientos. / O callo como
- walt whitman
En su país de hierro vive el gran viejo, / bello como un patriarca, sereno y santo. / Tiene en la arruga olímpica de su entrecejo / algo que impera y vence con noble encanto. / Su alma
- xl allá lejos
Buey que vi en mi niñez echando vaho un día / bajo el nicaragüense sol de encendidos oros, / en la hacienda fecunda, plena de la armonía / del trópico; paloma de los bosques sonoros /
- xxvi ¡aleluya!
Rosas rosadas y blancas, ramas verdes, / corolas frescas y frescos / ramos, Alegría! / Nidos en los tibios árboles, / huevos en los tibios nidos, / dulzura, Alegría! / El beso de esa mucha
- yo persigo una forma
Yo persigo una forma que no encuentra mi estilo, / botón de pensamiento que busca ser la rosa; / se anuncia con un beso que en mis labios se posa / el abrazo imposible de la Venus de
- yo persigo una forma que no encuentro mi estilo
Yo persigo una forma que no encuentro mi estilo, / botón de pensamiento que busca ser la rosa; / se anuncia con un beso que en mis labios se posa / al abrazo imposible de la Venus de
- yo soy aquel que ayer no más decía
– I – / Yo soy aquel que ayer no más decía / el verso azul y la canción profana, / en cuya noche un ruiseñor había / que era alondra de luz por la mañana. / El dueño fui de mi jardín de
- ¡aleluya!
– XXVI – / ¡Aleluya! / Rosas rosadas y blancas, ramas verdes, / corolas frescas y frescos / ramos, ¡Alegría! / Nidos en los tibios árboles, / huevos en los tibios nidos, / dulzura. ¡Alegría!
- ¡carne, celeste carne de la mujer!
¡Carne, celeste carne de la mujer! Arcilla / -dijo Hugo-, ambrosía más bien, ¡oh maravilla!, / la vida se soporta, / tan doliente y tan corta, / solamente por eso: / roce, mordisco o bes
- ¡oh mi adorada niña!
¡Oh mi adorada niña! / Te diré la verdad: / tus ojos me parecen / brasas tras un cristal; / tus rizos, negro luto, / y tu boca sin par, / la ensangrentada huella / del filo de un puñal.
- ¡oh, miseria de toda lucha por lo finito!
¡Oh, miseria de toda lucha por lo finito! / Es como el ala de la mariposa / nuestro brazo que deja el pensamiento escrito. / Nuestra infancia vale la rosa, / el relámpago nuestro mirar
- ¡oh, terremoto mental!
¡Oh, terremoto mental! / Yo sentí un día en mi cráneo / como el caer subitáneo / de una Babel de cristal. / De Pascal miré el abismo, / y vi lo que pudo ver / cuando sintió Baudelaire / el a
- ¡qué alegre y fresca la mañanita!
¡Qué alegre y fresca la mañanita! / Me agarra el aire por la nariz: / los perros ladran, un chico grita / y una muchacha gorda y bonita, / junto a una piedra, muele maíz. / Un mozo trae
- ¡torres de dios! ¡poetas!
– IX – / ¡Torres de Dios! ¡Poetas! / ¡Pararrayos celestes, / que resistís las duras tempestades, / como crestas escuetas, / como picos agrestes, / rompeolas de las eternidades! / La mágica e
- ¿que por qué así? no es muy dulce
¿Que por qué así? No es muy dulce / la palabra, lo confieso. / Mas, de esa extraña amargura / la explicación está en esto: / después de llorar mis lágrimas / ásperas como el ajenjo, / me a